Como expertos en marketing y activación de ventas para nuestros clientes, es nuestra responsabilidad entender las audiencias y el comportamiento de compra para diseñar las mejores acciones para conectar con los clientes.

Los últimos tres años nos han llevado de forma pendular a cambiar radicalmente nuestras compras en todos los sentidos posibles. Ha afectado a nuestra frecuencia de compra, la proximidad, el medio, la planificación, a la sensibilidad al precio, a las promociones y a las marcas blancas.

La incógnita para todos era si volveríamos en algún momento a recuperar nuestros hábitos anteriores o cuáles de todos ellos nos cambiarían en lo más profundo y crearía un punto de inflexión.

Más allá del análisis micro por categoría o análisis de sensibilidades… ¿En qué hemos cambiado? ¿Ha sido un camino de ida y vuelta? ¿Volvemos a ser en esencia los mismos consumiendo?

Según el nuevo estudio de AECOC ShopperView sobre el comportamiento del consumidor el índice de confianza se ha recuperado a niveles prepandemia.

Tan pronto nos dejamos los ojos leyendo las etiquetas para comprobar que está libre de aceite de palma como que deja de ser una prioridad. Nos desvivimos por dar apoyo al comercio local, para luego pasar el sábado viviendo la experiencia de compra en una gran superficie. Somos capaces de comprar productos ecológicos sin cuestionar el precio como volvemos a los filetes de pollo criados en las macrogranjas. Estábamos deseando volver a la oficina pero por el camino hemos aprendido que disfrutamos con el teletrabajo.

¡Así no hay quien nos entienda!.

Increíble parece que la mayor sacudida de consumo en la historia moderna (aislando los periodos de conflicto bélico) no nos hayan transformado y no hayan dejado un cambio de dirección bien marcado.

Desde Grupo Caher señalamos algunos cambios, más de comportamiento que de consumo, que reconocemos más profundos y que mantenemos como aprendizajes de este periodo tan convulso.

Hemos vencido a los descreídos en la tecnología: resulta que no era tan mala como parecía para algunos. Para los negocios, para luchar contra la soledad y para comprar ha sido el gran aliado.

Hemos aprendido a reinventar nuestras empresas: ha llevado a negocios al abismo y ahora sabemos que todos podemos ser creativos e innovadores.

Hemos decidido que queremos cuidar el planeta: nos ha dado tiempo a reflexionar y tomar conciencia de que no llegamos tarde. Sin duda ha sido el beneficio más inesperado y que más necesitábamos.

Hemos puesto a prueba la Mentalidad colaborativa: ocasión de trabajar la inteligencia colaborativa, la fuerza que se genera trabajando juntos de forma generosa y solidaria.

Hemos entendido que somos vulnerables: hemos comprobado que somos dependientes y no tenemos el control. Nos ha obligado a asumir más y nuevas limitaciones en la forma de pensar y actuar. No solo en el campo de la salud sino en lo que tiene que ver con la moralidad y a replantearnos nuestra escala personal de valores.

Quitando estos movimientos de capas tectónicas, nuestro consumo ha vuelto a patrones muy similares. Ha afectado a nuestras prioridades y mentalidades pero muchos otros cambios se han difuminado. Probablemente el crecimiento tenga que llegar de forma más natural y no tan pendular y es a partir de ahora cuando los cambios que lleguen, permanezcan. Ni tener que comprar en el barrio por obligación, ni correr a alquilar una autocaravana para este verano.

Cambios que responderá más a lo que los consumidores quieran y deseen y no a lo que han estado obligados. Sus expectativas han cambiado y atentos estamos para observar lo que nos indiquen que les importa.

Nosotros seguimos cuidando los lineales de Coca-Cola, generando tráfico a las tiendas Orange, y diseñando conexiones de Dove con sus clientes.

Hemos diseñado nuevos servicios que balancean el mundo físico con el digital. Estamos mucho más atentos a cualquier cambio de patrón que llegue desde el convencimiento.

Pero sobre todo nos quedamos con que se ha activado la capacidad de ayudar y el que se pueda hacer en grupo.
¿O de verdad pensamos que nuestro comportamiento de apoyo en el conflicto de Rusia-Ucrania hubiese sido el mismo si no hubiésemos pasado por una pandemia?

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